LA ACTITUD DEL VIAJERO
Cuando viajas tienes una actitud distinta.
De hecho, desde el momento en el que sabes que emprenderás un viaje, tu actitud cambia. Tienes una sonrisa interna y mientras empacas, además de tu ropa, guardas una dosis de adrenalina. Es cómo si supieras que ese viaje alguien lo preparó especialmente para ti. Y te estuviera esperando.
Entonces, cuando llegas a una nueva ciudad, tienes la disposición de vivirla, te das la oportunidad de probarla. De probar su comida. De probar su historia. De probar su esencia.
Hablas con su gente, las escuchas. Te ríes de lo que te platican y también lamentas sus tragedias. Te vuelves tan sensible que te conectas con ese lugar.
No importa si tu presupuesto es limitado, te adaptas y disfrutas.
¿Porqué al regresar a tu ciudad se te olvida?
Regresas a tus viejos hábitos.
Te enfada la comida y te enfadan las personas que te rodean.
¿Acaso ya no tienen nada que pueda sorprenderte?
o ¿Eres tú el que ya no aporta nada nuevo?
Viaja.
Viaja en tu mundo.
Viaja alrededor del mundo que te rodea.
Sorpréndete y Adáptate a las maravillas que hay a tu alrededor.
La magia está en los brazos de tu pareja; está en un abrazo a ti mismo; en una conversación honesta con personas honestas; en una comida apasionada o en un paisaje extraordinario hecho sólo para ti.
Vivir en Comunión con tu Destino, es vivir con la Actitud del Viajero.